Bebidas alcohólicas

El alcoholismo es una enfermedad crónica y progresiva que afecta tanto al cuerpo como a la mente. El alcohol es una droga legal que puede ser adictiva, y su consumo puede tener efectos dañinos en la salud física y mental, así como en las relaciones personales y en la vida laboral. El alcohol aumenta los niveles de dopamina, un neurotransmisor que regula el estado de ánimo y el placer. El uso repetido de alcohol puede alterar los circuitos neuronales y cambiar la forma en que funciona el cerebro, lo que puede llevar a la dependencia y adicción.

Los síntomas de la adicción pueden variar, pero algunos de los signos comunes incluyen un aumento en la tolerancia al alcohol, lo que significa que se necesita más para obtener el mismo efecto, así como la experimentación de síntomas de abstinencia cuando se intenta dejar de beber. Los síntomas de abstinencia pueden incluir ansiedad, depresión, náuseas, sudoración, temblores y cambios de humor.

Algunas de las señales de alerta que indican que alguien puede tener un problema de adicción al alcohol son:

• Beber en exceso con frecuencia.
• Beber solo o en secreto.
• Sentir la necesidad de beber para relajarse o sentirse bien.
• Negar o minimizar el problema del alcohol.
• Experimentar síntomas de abstinencia al intentar dejar de beber.
• Tener problemas para controlar la cantidad de alcohol que consume.
• Tener problemas relacionados con el alcohol en el trabajo, escuela o relaciones personales.

Es importante buscar ayuda profesional si uno mismo o un ser querido está experimentando alguno de estos síntomas.